El movimiento cocalero

La coca es una antigua planta nativa de la región andina. Los aymara, comunidad que habita el Altiplano, ya la habían cultivado por muchos siglos antes de la llegada de los europeos a los Andes. En esta actividad vas a aprender lo relativo a la coca y los movimientos existentes actuales sobre esta planta. Escucha a continuación el siguiente podcast de Public Radio International para introducir el tema sobre la tradición de mascar la hoja de coca y su controversia.

Historia, características y cultivo

La hoja de coca se usaba en las ceremonias religiosas y las celebraciones festivas andinas. Tenía un poder sobrenatural para los nativos y por eso era un componente esencial en las festividades de sacrificios y ritos funerarios. Además, en las relaciones sociales de la cultura andina, la coca todavía es considerada un obsequio de amistad y generosidad que fortalece las relaciones comunitarias. Desde sus inicios hasta el presente, se reconocen las propiedades curativas y nutritivas de la coca. Los vastos usos de la coca hacen que sea un elemento destacado en la psicoterapia y seguridad emocional del pueblo andino.

A continuación vas a ver un pequeño vídeo que muestra la manera tradicional del cultivo de la coca en Bolivia. Víctor Ramírez es un cocalero de El Chapare que nos enseña sus parcelas de producción de coca.

El movimiento cocalero

El movimiento cocalero es una organización de campesinos productores de coca. Nació en las décadas del 80 y 90 cuando se criminalizó la planta de la coca y se empezaron a erradicar sus cultivos como consecuencia de la política contra las drogas que dirige Estados Unidos. Los campesinos se organizaron para demandar que se les permita cultivar esta hoja por motivos de supervivencia y por ser parte de una tradición milenaria nacida siglos atrás. Este movimiento en principio solo fue social, pero con el tiempo decide participar en política para poder influir en el gobierno para cambiar las políticas en contra de los agricultores de coca y para denunciar el abuso de la intervención norteamericana. Fue así como lograron que, en 2006, el máximo dirigente de los campesinos cocaleros, Evo Morales, llegara a la presidencia de Bolivia. Gracias a su labor la hoja de coca fue declarada “patrimonio cultural y factor de cohesión social” por la Constitución de 2009.

Se han logrado importantes avances en torno al cultivo de coca en Bolivia y su desvinculación con drogas ilícitas; sin embargo, la lucha sigue para que los productos legales a base de coca puedan ser exportados y para que la planta sea despenalizada en los países que la producen (Colombia, Perú y Bolivia). Todavía está vigente la polémica y el debate sobre la mercantilización ilegal de este cultivo andino por parte de grupos de narcotráfico.

A continuación vas a leer sobre las dos posturas sobre el tema: el movimiento de erradicación y el movimiento pro-cocalero. Las tensiones entre los partidarios de ambos protagonizan el debate sobre la coca actualmente.

¡Coca no!

El Ministerio del Interior peruano desarrolló un programa especial, llamado Corah, para controlar el cultivo ilegal de coca. En el año 2017 se erradicaron más de 22 mil hectáreas de hoja de coca solamente en Ucayali, Tingo María y Aguaytía y se encontraron 80 laboratorios clandestinos de producción de cocaína. Ya que este estimulante adictivo se extrae de la hoja de coca y tiene un valor económico elevado en el mercado, existen negocios ilícitos que se aprovechan de los cocaleros y su trabajo.

Mira el siguiente vídeo. El presidente de Perú, Martín Vizcarra, habla a los medios y confirma la caída de una gran red de exportación de cocaína ilegal.

¡Coca sí!

La criminalización de la coca se extendió a causa del cultivo y la comercialización ilegal e influyó en el apoyo para erradicar los movimientos cocaleros. Las campañas, sobre todo del extranjero, propiciaron el descrédito de los productores de coca y de sus reivindicaciones sociales y los vinculan directamente con el narcotráfico o el terrorismo. Pero la coca, planta sagrada para ellos, tiene fines económicos, culturales y sociales legítimos que no deben confundirse con el cultivo ilegal masivo de la coca. Los movimientos cocaleros insisten en que la coca no es la cocaína y defienden con arraigo todos sus derechos.