El poder de la poesía de Denice Frohman

¿Quién es Denice en sus propias palabras?

Denice Frohman es una poeta e intérprete premiada que también se dedica a educar a gente joven. Es de la ciudad de Nueva York, pero vive actualmente en Filadelfia. Se identifica como latina, queer y con herencia puertorriqueña y judía. También es atleta que jugó al basquetbol en Puerto Rico como profesional. Consiguió una maestría en educación de Drexel University. Hace una década que comparte su poesía en escenarios importantes como el teatro Apollo, la Casa Blanca, Nuyorican Poets Café, El festival de palabra (Puerto Rico) y más de 200 universidades. Sus obras exploran temas relacionados con la identidad, la herencia, y el desafío de los conceptos de poder tradicionales. Está dedicada a apoyar e inspirar a jóvenes LGTBQ+ y de color que muchas veces se sienten marginalizados hasta poder encontrar su propia voz.

Mira la siguiente entrevista con Denice que se grabó durante una visita a la Universidad de Kansas en abril de 2018. Para cada vídeo selecciona todas las posibles preguntas correspondientes en español. Repasa los usos de ser y estar y otras palabras interrogativas si te cuesta escoger las preguntas correctas.

Una actuación inolvidable

Denice visitó la Universidad de Kansas en abril del 2018 y dejó al público sin palabras. Mira esta parte de su actuación en que comparte cinco poemas: “Doña Teresa”, “Piragüero”, “First Kiss”, “An open letter to the 7 new planets” y “Dear Straight People”. La actuación dura media hora y es en inglés.

En español escribe un párrafo breve en que respondes a las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuál de los cinco es tu poema favorito y por qué?
  2. ¿Qué temas explora Denice en el poema?
  3. ¿Cuáles son cuatro adjetivos aptos para describir el poema, la actuación de Denice o tu reacción después de escuchar el poema?
  4. ¿Cuáles son algunos detalles o líneas del poema que te llaman la atención y por qué?

Análisis de un poema en traducción (en clase)

Vean la actuación del poema "Borders" que se menciona en la entrevista con Denice y después lee en voz alta el poema en traducción.

Fronteras

(por Denice Frohman y traducido a español por Anaclara Muro y Monserrat Acuña)

Comienza antes de que ella llegue
antes de que las escaleras le digan que ella es una extraña para un país que conoce
demasiado bien las manos de su bisabuelo mexicano.

Sus huellas digitales aún hacen eco debajo de las vías del ferrocarril y los campos de
algodón de Texas y California
donde sus rodillas dobladas y sus manos dobladas una vez recogieron, arrancaron,
empujaron, trabajaron por más dinero del que estaba acostumbrado
pero menos del que él merecía.

Para Ana María, comienza antes de la frontera.
Camina con sus dos tíos en un desierto por una semana, con nada más que unos pocos
galones de agua y una oración escondida en sus bolsillos, esperando que ambos duren lo
suficiente.

El sol es un dios que no perdona
pero cualquier dios es valioso ahora mismo
el viento empuja sus espaldas, el gruñido de balazos de los carteles
y la desesperación de un trabajo para hacer trabajar a sus estómagos.

Ambos han sido huéspedes no invitados en su entrada
así que ellos dan un paso, otro paso.

Las pequeñas manos de Ana María aprietan el botón del vestido de su abuela.
Su madre la espera en el otro lado, esperando que su rostro todavía cante sobre su casa como solía hacerlo.
Otro paso, ella es muy joven para saber lo que significa una frontera.
Ella piensa que las personas son miembros familiares que todavía no conoce
después de que su familia llegue ella aprenderá que hay algunas fronteras que no puedes cruzar a pie.

Ana María ahora tiene diez años, ella ha aprendido suficiente inglés como para traducirle a
sus padres, pero dice que su burdo acento todavía es un problema que ella intenta arreglar
cuando lo deja en su casillero
cuando un maestro le pide que lea, ella intenta hablar inglés con propiedad, como si “lo
propio” tuviera un sonido
ella empuja su lengua por debajo de su lengua para que arrastre las erres, pero se tropieza
en lo plana de las sílabas que salpican con demasiada salsa
ella intenta hacer sonar los nudos en su discurso
pero su lengua es una bailarina testaruda.

Los dos niños detrás de ella no saben cómo hacer la división, pero saben qué es una espalda mojada
y que Ana María tiene trenzas, y que el cabello de Ana María es más grueso que el de sus hermanas
y ellos no saben cómo lo saben
pero saben cómo tratar la diferencia cuando la huelen, así que dicen cosas como: “Oye, regresa a tu país.”

Como si sus ancestros irlandeses nunca hubieran caminados a través de la Isla Ellis.

Ana María tiene ahora 16.
Su padre trabaja 18 horas al día como lavatrastes.
Su madre limpia casas en las que nunca podrá vivir para que Ana María se pueda sentar en una clase universitaria y diga: “aquí estoy.”
Pero su consejero le dice que no puede conseguir ayuda financiera o la tarifa de matrícula establecida por su estatus.
Ella lo dice como disculpa.
Ana se pregunta si su familia alguna vez cruzó la frontera, o si están solamente atrapados dentro de otra,
lo que lo hace más grave que el alma.
Su consejero se para frente a ella, con la boca cercada.
Aquí hay algunas fronteras que no se pueden cruzar a pie, pero fronteras le digo, que
solamente pueden ser cruzadas por columnas testarudas.

Así que cuando te pregunten por tus papeles, Ana, muéstrales tu piel,
usa tu lengua como una capa.
Tira tu puño como un secreto que no puedes guardar más,
ellos no pueden retenerte por más tiempo
con miedo, tú no puedes costearte abandonar un sueño, así que cuando vengan por ti, diles, en el lenguaje de conoces mejor
que ya no estás asustada.